“Hola, soy Margarita y tengo 71 años, desde hace más de 30 años compré un terreno en la Ciudad de México con la inmobiliaria “Bienes Raíces Redán S.A de C.V” y desde ese entonces he estado luchando por mi casa”.
Cuando quise escriturar el terreno a mi nombre en el Registro Público de la Propiedad hace tiempo, me encontré con que ese terreno se encontraba escriturado por una señora que vivía en Guanajuato. A partir de esto, entré en un largo juicio para comprobar que ese terreno era mío, mientras tanto, gente ajena empezó a construir sin ningún derecho sobre mi esfuerzo de tantos años y yo no podía hacer nada.
Finalmente, se pudo contactar a la señora que supuestamente había escriturado y ella declaró que no había comprado nada en la Ciudad De México, es decir, pude demostrar que su escritura era falsa. El juez que había llevado todo el proceso me había dado la resolución a favor de que yo era la única dueña, pero apareció otro documento de posesión (por el mismo terreno) en el Estado de México. ¡Dos escrituras apócrifas autorizadas por el mismo notario!.
Como el primero, también pude demostrar que el documento de posesión que se hizo en el Estado de México era falso; por lo que ahora, lo único que demuestra de quién es la posesión del inmueble es mi documento de compra-venta.
Sin embargo, ahora para que yo pueda escriturar me piden que esté presente alguien de esa inmobiliaria, pero aquella inmobiliaria que contraté se ha disuelto y los abogados no logran encontrarla. ¡DESPUÉS DE 30 AÑOS CLARO QUE YA NO EXISTE!.
Los jueces deben emitir en medios un comunicado nacional para dar con la inmobiliaria pero no han hecho nada. He ido a diferentes autoridades, consultado a diferentes instancias y abogados pero me encuentro cansada por este proceso tan largo; han sido años de corrupción, mentiras y de definitiva indiferencia, además del desgaste emocional y mental.
Yo sólo quiero poder vivir en mi casa. No pude darle su hogar a mi hijo, pero tengo la esperanza de dársela a mi próximo nieto.
Es por eso que exijo a las autoridades como al Poder Judicial de la CDMX, la CONDUSEF, y a toda autoridad correspondiente que mi proceso se agilice y avance sin más trabas. YA NO MEREZCO ESPERAR MÁS. ¡Esa gente vive en un hogar que NO es suyo!
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