Se acercan ya los días de vacaciones escolares que marcan un tiempo especial para la vida familiar y para el descanso. Las vacaciones decembrinas es sin duda la oportunidad para muchos de tener un periodo de descanso luego de varios meses de arduo trabajo. Se trata de un tiempo especial, en el que las familias y los amigos se reúnen, celebran las fiestas navideñas y de fin de año.
Sin embargo, es importante que esta temporada no se limite al consumismo, sino que sea el espacio ideal para el descanso y la reflexión. Para nosotros los católicos es el tiempo especial de encuentro con Cristo que nace entre nosotros y que en su presencia salvadora nos ofrece un camino de esperanza y de renovación en las situaciones más difíciles que vivimos.
El tiempo de vacaciones es la oportunidad para hacer un análisis sobre cómo fue nuestro actuar durante este año y qué podemos hacer para mejorar, para ser mejores personas y contribuir a que nuestra sociedad sea mejor. Para los creyentes, la llegada de estas fechas representa algo muy especial, pues nace –y renace- en nosotros la esperanza de que el Salvador llegue a nuestros corazones con la invitación a mirar al prójimo como un verdadero hermano.
Vivamos estas fiestas con el respeto y amor que se merecen; descansemos y reflexionemos sobre nuestro actuar y la oportunidad de contribuir a un México mejor. Expreso mi deseo de que Jesucristo llene nuestros corazones de amor, humildad y sabiduría para construir un país en mejores condiciones y con mayores oportunidades. Hago un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a hacer una pausa para dejarse tocar por la Palabra que se hace carne de nuestra carne, Jesús de Nazareth. Él nos mostrará el camino a seguir para construir un México nuevo, sin violencia y en paz.||
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