“Te vamos a matar a ti y a tu familia”: Nuevo caso de abuso de la Policía de Morelia

Morelia, Mich., a 6 de agosto del 2018.- Amenazado de muerte se encuentra un ciudadano y su familia por parte de quienes se supone deberían velar por su seguridad: Policías Municipales, quienes lo detuvieron de manera arbitraria, robaron, golpearon y torturaron.

Esta es la historia que compartió Jesús L. a Noventa Grados, buscando que se haga justicia y que los responsables paguen por sus acciones, por lo cual ya interpuso una denuncia en la Procuraduría de Justicia.

El ciudadano narró que en días pasados se encontraba comprando algunos productos para su esposa lactante en una tienda de autoservicio ubicada sobre la avenida Francisco I. Madero Poniente y la avenida San Juanito Itzícuaro.

Al salir de la tienda, el hombre caminó unos metros y atestiguó como  una patrulla de la Policía Municipal chocó de frente con un vehículo Chevrolet Chevy color azul, en la esquina de la avenida San Juanito Itzícuaro y Curato de Carácuaro, en las inmediaciones del Instituto Estatal de Estudios Superiores en Seguridad y Profesionalización Policial (IEESSPP).

De acuerdo con su testimonio, lejos de auxiliar al conductor del auto compacto, los uniformados comenzaron a golpearlo a puñetazos y con lámparas de toques, y fue en ese momento que una mujer policía notó que Jesús L. tenía un teléfono celular a la altura de la cara, ya que éste se encontraba hablando con su esposa, pero lo acusó de estar grabando la situación.

La agente le pidió a su compañero que lo detuviera, asegurando que Jesús iba en el auto compacto y que además estaba armado con una pistola.

Jesús fue sometido, despojado de su teléfono celular, y subido a una patrulla, donde le pidieron identificarse, pero él se negó a hacerlo hasta que estuviera ante una autoridad competente.

Fue así que la agente y su compañero acorralaron dentro de la patrulla a Jesús y comenzaron a golpearlo con sus armas largas y cortas, mientras que otros agentes que se sumaron a los primeros, comenzaron a hostigarlo y a atacarlo a través de las ventanas de la patrulla,  con sus lámparas de toques.

En un momento dado un agente desenfundó un arma corta y desde la ventana le apuntó a Jesús a quien le dijo “ahorita mismo te mato”, y no dejó de hostigarlo, preguntándole repetidamente a sus compañeros “¿lo matamos de una vez?”.

Los policías arrancaron y durante todo el trayecto le preguntaron sus datos a Jesús. “Nos vas a decir o nos vas a decir”, amenazaban los uniformados mientras conducían con rumbo a Barandilla, a la vez que los policías que lo custodiaban en la parte trasera lo golpeaban con sus armas y las lámparas de toques.

Finalmente Jesús se identificó, pero no dejó de ser amedrentado, ya que los el piloto y el copiloto de la patrulla le iban diciendo que lo iban a matar a él y a su hermano.

Una vez en Barandilla, antes de bajar los policías le preguntaron a Jesús que qué había pasado:

–“¿Cómo que qué pasó?”, preguntó incrédulo, recibiendo más golpes con las armas y las lámparas; “no pasó nada”, dijo al fin.

– “Ah, más te vale que así se quede porque si no te vamos a matar a ti y a tu familia”, fue la advertencia que le hicieron los policías.

Jesús fue entregado al oficial de Barandilla y fue fichado, para posteriormente pasar con un médico, a quien le relató los hechos tal cual sucedieron, manifestando el galeno que pondría en su informe todo lo que declaró, pero éste sospecha que eso no ocurrió, porque “son de la misma camada”, dice el agraviado a Noventa Grados.

Una vez en los separos, Jesús comenzó a sentir el malestar de la golpiza, pidiendo al oficial de Barandilla que le facilitara medicamento; el agente le ofreció paracetamol y le preguntó si era alérgico, pero de nueva cuenta el sentido común se apoderó de Jesús y éste rechazó, pensando que le podrían dar droga y así agravar su situación.

De 10 a 15 minutos después, Jesús fue informado de que se podría retirar, ya que el juez Cívico lo citó a comparecer el lunes 6 de agosto a las 10:00, y le indicaron que tenía derecho a una llamada, pero con el altavoz activado, y le advirtieron que si quitaba el altavoz, colgarían la llamada.

Jesús llamó a su madre y ella acudió en cuestión de minutos, siendo informada de que su hijo fue detenido por obstruir una investigación de la Policía.

Al salir de Barandilla, Jesús se dirigió a levantar una denuncia en la Procuraduría de Justicia, donde le tomaron declaración y posteriormente lo certificaron medicamente.

La médico que lo atendió le indicó que acudiera a tomarse radiografías, ya que presentaba una esguince en el hombro, otro en el codo izquierdo, en la muñeca y en el cuello, además de una posible lesión en la pelvis, del lado izquierdo.

Este lunes es la cita de Jesús en el Juzgado Cívico y dice que pedirá todo el informe sobre su detención. Asegura que puede demostrar los abusos de la Policía ya que en las cámaras de vigilancia del establecimiento donde se encontraba comprando, aparece en buenas condiciones, mientras que en la ficha de ingreso a Barandilla se ve con la ropa desgarrada y él demacrado.

Asimismo, dice temer por el uso que los policías le den a la información que tenía en su teléfono, que le fue robado por los uniformados.

Cientos de miles de pesos ha gastado la Administración municipal en la capacitación de su Policía, la cual el alcalde Alfonso Martínez Alcázar presume como un ejemplo a nivel nacional.

Apenas el pasado mes de mayo los policías municipales fueron capacitados en Atención a Víctimas, pero también en Uso de la Fuerza Letal por parte de instructores peruanos.

El Alcalde Alfonso Martínez ha asegurado que la Policía de Morelia “es una policía catalogada como ejemplo nacional para poderla replicar por todo el país”. Retomada de Agencia de Noticias 90 Grados.

 

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