Silvano Aureoles es un gobernador omiso en su responsabilidad, es un mandatario que no responde a los intereses legítimos del pueblo y genera incertidumbre. Silvano Aureoles Conejo es uno de los autores principales del plantón que mantiene el SUEUM frente al Colegio de San Nicolás, porque ha evadido cínicamente el mandato conferido por los michoacanos.
Los trabajadores universitarios continuamos a la espera del pago de nuestros salarios devengados dignamente, así como los pagos correspondientes a las prestaciones decembrinas a las que tenemos derecho y por ello nos encontramos en pie de lucha, ante la actitud negligente del gobierno estatal y de las autoridades nicolaitas.
La movilización sindical no es un juego, sino un instrumento para exigir nuestros más elementales derechos salariales, mismos que se han venido otorgando a cuentagotas desde el mes de octubre, ocasionando con ello una catarsis financiera en el seno de las familias de los trabajadores universitarios.
La crisis financiera universitaria no es un problema generado por los sindicalizados, sino por los manejos oscuros de los últimos rectorados, que se han servido a manos llenas, auspiciados por la falta de transparencia y nula rendición de cuentas de los dineros públicos.
Los perfiles vinculados a Salvador Jara Guerrero, enquistados en la Universidad Michoacana, han devastado el presupuesto, sin que nadie ponga una solución hasta el momento. Es vital que la Comisión de Rectoría asuma con honor la encomienda conferida por la Ley Orgánica y designe al próximo mandatario nicolaita, reflexionando escrupulosamente el destino de nuestra querida universidad, porque la institución ya no está en condiciones de resistir un periodo más de pillerías.
No podemos permitir que se siga violentando nuestro derecho a percibir los salarios y prestaciones en tiempo y forma; es inaceptable continuar a la espera de lo que por derecho nos corresponde, mientras los altos mandos universitarios ostentan sueldos y remuneraciones excesivas que les permiten resistir muchas crisis como esta.
Los nicolaitas merecemos un rector honesto, con la convicción de trabajar en favor de toda la comunidad en su conjunto. El tiempo de la rapacidad debe concluir para bien de todos. Solo pedimos transparencia y rendición de cuentas, el mínimo objetivo a que debe aspirar un candidato a rector, porque esto dará por consecuencia la unidad de los sectores y el bienestar al que aspiramos todos.
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