*La selección es personal y refleja el sentir de quien la escucha: Luis Wence Aviña
No existe una definición absoluta de la Música, se puede considerar el arte de combinar sonidos en una secuencia sonora que despierta la sensibilidad, transmite un significado relacionado con la sociedad y el pensamiento de la época en la que fue escrita; mientras que el gusto por la misma depende de quien la escucha, afirmó el violonchelista egresado de la Facultad Popular de Bellas Artes de la Casa de Hidalgo, Luis Wence Aviña.
Durante el Café Nicolaita, ciencia al descubierto, este miércoles se habló sobre la Música, expresión artística que ha acompañado a la civilización humana a lo largo de su historia. Luis Wence, moderador de la charla, añadió que la Música se desarrolla siempre en un espacio geográfico y un punto de la historia determinado, por lo que tiene un contenido social, además de ser portadora de ideas cuando se trata de una canción ya sea clásica, folcklórica o popular.
Edgar Alan Daoz, docente de la FPBA, especializado en la interpretación del violonchelo y composición para música de cámara, afirmó que la Música es cultura sin importar el género refleja a la sociedad en la que fue compuesta. Los alcances sociales de su mensaje particular tiene qué ver con los medios de socialización.
Añadió que la Música puede clasificarse no sólo por época o por género, sino también por el uso que cada persona le da: para trabajar o dormir como fondo de ambiente; para realizar alguna actividad como en un fiesta, un gimnasio o en un evento popular; y la música que se escucha con atención, como en un concierto de Jazz o música clásica.
Para el neuropsicólogo Erwin Rogelio Villuendas González, de la Facultad de Psicología, el gusto por la música es individual: “la mejor música es la que me gusta a mí” y en ello está implícito los momentos de la vida en los cuales estuvo presente un género específico de música, el estado de ánimo o la actividad que se realiza.
El gusto personal, afirmó, dependerá de la historia emotiva y cognitiva de una persona, porque generalmente la música “mala” es la escuchan “los otros”, la música es portadora de la propia identidad.
Para el maestro en Letras y especialista en el estudio de las canciones vernáculas Raúl Eduardo González, la música es portadora de mensajes, la canción es uno de los medios más importantes para la transmisión del conocimiento, desde el seno materno se esucha a la madre cantar a su futuro hijo, cuando se le acuna como bebé, cuando el niño va a la escuela y aprende canciones, y posteriormente como joven y adulto con canciones evocará el resto de si historia.
La música y la letra son como las dos caras de una moneda en una canción, ya que juntas transmiten un mensaje y emoción –definió- mientras un poema requiere de varias lecturas para transmitir un mensaje, la canción en una primera escucha transmite de manera eficaz su contenido. El propósito de una canción puede ser estético, social, expresar sentimientos como amor o tristeza, alabanza religiosa o bien de poco contenido literario y mayor ritmo para bailar.
Los expertos nicolaitas concluyen que la música occidental es la que más se ha difundido a través de la historia de la humanidad y que la religión ha sido una importante impulsora de la generación de música que llega a la espiritualidad, la alabanza y la emoción. La música cambia de acuerdo a la necesidad de expresión de las personas como medio de búsqueda de identidad, libertad, protesta, alegría o trascendencia. Lo más recomendable es estar siempre abierto a la escucha de todos los géneros, ya que no existe buena y mala música, por lo que siempre habrá algo bueno y nuevo qué apreciar.
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