Uno de los problemas fuertes que tendrá que afrontar la nueva administración que encabeza el profesor Raúl Morón Orozco ahora como alcalde de Morelia, es aparte de la inseguridad, la pobreza de muchos morelianos, quienes a diario deambulan por las calles del Centro Histórico pidiendo limosna y que sin duda se han convertido en el “patito feo” de esta ciudad para el turismo extranjero.
El personal de reglamentos del Ayuntamiento de Morelia, en la administración pasada se dedicó a retirar de las calles a los vendedores ambulantes, incluso, a músicos y cantantes de los portales, pero no armaron un programa para ayudar a los limosneros y llevarlos a algún lugar especial, ya que en su mayoría son drogadictos. También hay niños pidiendo limosna en los portales, lo cual es lastimoso, porque la mayoría de ellos está comprobado son utilizados por sus padres o algún familiar, para que pidan limosna.
Es cierto, cada quien es dueño de su vida, puede vivirla como quiera, y si los niños, y de más limosneros escogieron los portales del Centro Histórico para pedir dinero, es porque hay quienes les da, es porque la autoridad así lo permite, pero también hay otra realidad, que los turistas extranjeros se llevan esa imagen de Morelia y no solo el de la catedral o edificios del primer cuadro.
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