POR: Juan Guevara Mendoza
Silvano Aureoles Conejo demuestra claramente que Michoacán se encuentra en el periodo conocido como el “Año de Hidalgo”, ya que en la recta final de su nefasto gobierno se atreve a inaugurar la reapertura de una obra en el interior de Ciudad Universitaria, misma que servirá para albergar las oficinas de la administración central, así como la sala de sesiones del Consejo Universitario.
Es inaudito que el Gobernador de Michoacán y su pupilo Raúl Cárdenas Navarro continúen derrochando recursos públicos que no les pertenecen; más aún, si consideramos que dicha obra es un elefante blanco abandonado desde 2010, pero sobre todo, es insultante para la clase trabajadora nicolaita, que este par de tipejos posen para la foto de prensa, mientras el tesorero universitario, Rodrigo Gómez Monje, ha anunciado hace apenas unas horas la imposibilidad de la institución para cubrir en este momento el 75% que se adeuda del aguinaldo de 2020.
Es indignante el cinismo de estos individuos, que han retenido cruelmente nuestro dinero, mientras continúan despilfarrando en obras que no son necesarias para realizar las funciones sustantivas de la Universidad. Lo cierto es que la obra pública deja buenos dividendos para las autoridades, debido a los acostumbrados sobreprecios que se manejan; el problema vendrá posteriormente, cuando los proveedores se den cuenta de la clase de funcionarios que existen en la institución educativa, acostumbrados a retener los pagos de los proveedores y a exigir facturaciones múltiples por un determinado servicio.
De parte de Aureoles Conejo y Cárdenas Navarro, nunca existe dinero para cumplir con los compromisos salariales de los trabajadores administrativos y académicos, pero nunca falta el recurso para las frivolidades de Papá Chapingo y Chapingo Boy, que gustan de los placeres más caros de la vida, a costa de los asalariados.
Afortunadamente, las horas de estos sujetos están contra reloj y muy pronto cambiará la situación. Los delincuentes no pueden andar libres, burlando la ley y sus principios, ejerciendo un presupuesto con fines personales y lucrando con la necesidad de quienes menos tienen. Las prisiones están llenas de hombres inocentes, en cambio, los criminales de cuello blanco andan libres, atosigando cruelmente a quienes se interponen en sus propósitos oscuros.
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