“El Señor resucitado nos sigue saliendo al encuentro para transformar nuestra tristeza en alegría y consolarnos en medio de nuestra aflicción (cfr. Jr 31, 13). Hoy los invito a la alegría y a la esperanza, que pudiera parecer una provocación, e incluso, una broma de mal gusto ante la grave situación que estamos sufriendo por el COVID-19, así lo expresó el Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos.
En su discurso a través de las redes sociales, el prelado expuso que como las primeras discípulas que iban al sepulcro de Jesús, vivimos rodeados por una atmosfera de dolor e incertidumbre que nos hace preguntarnos: “¿Quién nos quitará la piedra del sepulcro?” (Mc 16, 3). ¿Cómo haremos para llevar adelante esta situación que nos sobrepasó́ completamente?
Agregó, que el impacto de todo lo que sucede por la pandemia, las graves consecuencias que ya se reportan y vislumbran, el dolor y el luto por nuestros seres queridos, nos desorientan, nos preocupan, y nos paralizan. Es el peso de la piedra del sepulcro que se impone ante el futuro y que amenaza sepultar toda esperanza. Es el peso de la angustia de personas vulnerables y ancianas que atraviesan la cuarentena en la más absoluta soledad, es el peso de las familias que no saben ya como arrimar un plato de comida a sus mesas, es el peso del personal sanitario y servidores públicos al sentirse exhaustos y desbordados…, ese peso que parece tener la última palabra.
Así, como las primeras discípulas, que, en medio de la oscuridad y el desconsuelo, cargaron sus bolsas con perfumes y se pusieron en camino para ungir al Maestro sepultado (cfr. Mc 16, 1), nosotros podemos ver, en este tiempo de pandemia, a muchas personas cargando con ese perfume de la solidaridad, corresponsabilidad, participación…, y así frenar el contagio del coronavirus.
En medio de sus ocupaciones y preocupaciones, las discípulas fueron sorprendidas por un anuncio desbordante: “No está aquí,́ ha resucitado”. Su unción no era una unción para la muerte, sino para la vida. Su velar y acompañar al Señor, incluso en la muerte y en la mayor desesperanza, no era vana, sino que les permitió́ ser ungidas por la Resurrección: no estaban solas, Él estaba vivo y las precedía en su caminar. Solo una noticia desbordante era capaz de romper el círculo que les impedía ver que la piedra ya había sido movida, y el perfume derramado tenía mayor capacidad de expansión que aquello que las amenazaba. Esta es la fuente de nuestra alegría y esperanza, que transforma nuestro actuar: nuestras unciones, entregas… nuestro velar y acompañar en todas las formas posibles a las personas en este tiempo de pandemia del Covid-19, no son ni serán en vano; no son acciones para la muerte, sino para la vida.
“Queridos hermanos, en estos tiempos de emergencia sanitaria, el Señor se empeña en regenerar la belleza y hacer renacer la esperanza. Dios jamás abandona a su pueblo, está siempre junto a él, especialmente cuando el dolor se hace más presente. Si algo hemos podido aprender en todo este tiempo de pandemia, es que nadie se salva solo. En este tiempo nos estamos dando cuenta de la importancia de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral. Cada acción individual no es una acción aislada, para bien o para mal, tiene consecuencias para los demás, porque todo está conectado en nuestra Casa común; y si las autoridades sanitarias ordenan el confinamiento en los hogares, es el pueblo quien lo hace posible, consciente de su corresponsabilidad para frenar la pandemia”.
Finalmente el Arzobispo de Morelia expuso que una emergencia como la del COVID-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad. En este tiempo de pandemia, de tribulación y para muchos ya de luto, los invito a hacer la experiencia de Jesús, que sale a nuestro encuentro y nos dice: “Alégrate” (Mt 28, 9). ¡La paz esté con ustedes! Y que sea ese saludo el que nos siga animando a cumplir las medidas sanitarias, a seguir cuidándonos a nosotros mismos y a los demás. Sigamos con obediencia las indicaciones de nuestras autoridades civiles y sanitarias, para evitar el aumento de contagios, “quedémonos en casa”, seamos solidarios con nuestra sociedad, sobre todo con quienes ya estén afectados por la pandemia.

Leave a Reply