En torno a los distintos hechos que se han suscitado en nuestra sociedad civil, el descontento por el desacuerdo de instituciones, han surgido diversas controversias que pueden llevar a confrontaciones de todo tipo, esto nos lleva a hacer un llamado para que todos tengamos en cuenta la necesidad de dialogar.
El diálogo conlleva a escuchar las partes y tener consensos y decisiones en la verdad y la justicia. Como «la Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe», los invito a ir más allá de la razón humana para enriquecer a los que no creen e invitar a la razón a ampliar sus perspectivas. La Iglesia proclama «el Evangelio de la Paz» y está abierta a la colaboración con todas las autoridades para cuidar este bien universal tan grande.
Es hora de diseñar una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, armoniosa y sin exclusiones, apegada a la verdad y al bien de las personas. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la persona y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. Se trata de dialogar para alcanzar un acuerdo para establecer un pacto social y cultural.
Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiaridad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos (EG 238-240).
Leave a Reply