Afrontar y resolver actitudes para controlar el stress

La forma en que el individuo responde a los eventos de su vida cotidiana, la manera de visualizar su entorno está determinada por niveles de cortisol emitidos por el cerebro para poner en estado de alerta al organismo, lo cual se conoce como “stress”; de igual forma, para quien sufre stress crónico, la forma en que pueda modificar su entorno y las actitudes ante diferentes situaciones, determinará el tener un nivel emocional equilibrado, concluyeron investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Durante el Café Nicolaita: Ciencia al Descubierto de este miércoles, José Miguel Cervantes Alfaro, doctor en Ciencias Biomédicas adscrito a la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez”; Ferrán Padrós Blázquez y Mónica Fulgencio Juárez, ambos académicos de la Facultad de Psicología, llegaron a varias conclusiones sobre los orígenes del stress y sus consecuencias emocionales y somáticas en los seres humanos.

Moderados por la directora del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales (INIRENA), Ana Lilia Fuentes Farías y con la presencia de la coordinadora de la Investigación Científica de la Casa de Hidalgo, Ireri Suazo Ortuño, los especialistas definieron el stress como una respuesta normal del organismo, un estado de alerta ordenado por el cerebro, ante una situación nueva, respuesta que tiene un inicio, una etapa máxima y un decrecimiento.

El stress es útil para los animales y el hombre ya que lo ayudan a reaccionar ante un peligro inminente o una situación nueva, que luego es guardada en la memoria y que al presentarse nuevamente ocasionará también stress, pero de una manera menos aguda, definió Cervantes Alfaro.

Sin embargo, cuando la respuesta al entorno lleva a niveles de stress prolongados desgastan al organismo al punto de alterar el equilibrio de su funcionamiento, lo cual puede cambiar las conexiones químicas y eléctricas del cerebro, derivando en una situación de stress crónico, en el cual las conductas, el proceso de pensamiento y respuestas a los estímulos del individuo ante su entorno son inadecuadas, en otras palabras: el cerebro ya no funciona igual que en la edad temprana ya que se adapta a las señales que perciben situaciones de alerta o peligro exterior, los sentimientos del individuo y sus pensamientos. Este estado es irreversible.

Ferrán Padrós añade que el stress continuo y falta de adaptación al entorno conlleva a estados de ansiedad y depresión crónica que provocan trastornos en el funcionamiento del organismo como alterar el ritmo digestivo, afecciones cardiacas, presión arterial, respiración, regulación del sueño, memoria, fertilidad, aparición de tumores, entre otros.

 

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