POR: Javier Irepan Hacha: Docente-Investigador del IMCED
El 19 de septiembre del año 1921, en Recife, Brasil, nació unos de los pensadores más importantes que ha tenido nuestro continente en relación con la educación, y los vínculos de ella con las demás áreas del conocimiento y de la acción concreta en las sociedades, su pensamiento es además de vigente una de las formas más correctas de atender lo educativo.
Hemos escuchado mucho la idea de entender la educación como una herramienta fundamental para el cambio en las sociedades, tantas, que de pronto se ha convertido en un lugar común, tan común que hasta los funcionarios la repiten aunque no entiendan la trascendencia de la misma, ni el impacto real que puede tener en el cambio social.
Desde la perspectiva de Freire, se hace efectiva esa idea, pues plantea no sólo la educación como una posibilidad de cambio, sino como una herramienta para la liberación, para quitar las ataduras, para romper los condicionamientos, para la participación social, para la acción política, para trascender el estado de cosas, para hacer del acto educativo, un acto de libertad.
Su obra está desde el inicio dedicada, como él lo señala en la pedagogía del oprimido, “a los desarrapados del mundo, y, a quienes descubriéndose en ellos, con ellos sufren y con ellos luchan”, cuya característica es que además de un método de cultura popular, cuya finalidad de alfabetizar trasciende cuando encuentra una dimensión de mayor envergadura que es la educación como práctica de la libertad.
En la lógica de desarrollo que venían teniendo las sociedades latinoamericanas de mediados del siglo pasado, Freire tuvo respuestas del sentido que puede tener una educación verdadera y señala que esta es, “praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”, lo que nos ayuda a entender que la educación que actualmente se promueve y que él califico como bancaria o domesticadora, es en realidad una educación para la alienación y no para la liberación.
Quizá la tarea más importante que tenemos los educadores en la actualidad, es justamente la transformación de la educación en dirección de una transformación social y el reto asumido con pasión, con seriedad y con amor, es el madurar las conciencias para este cambio, Freire pudo trascender el pensamiento pedagógico y se convirtió en un clásico de la sociología y nos enseñó que “la educación es un acto creador, generador de valores”, con ello podemos asumir de mejor manera que, “ no hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza. Muchas gracias
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