El Convenio de Medardo, como remedio para sus corruptelas.

El Convenio de Medardo, como  remedio para sus corruptelas.

Por: Alejandro Meza

 

En la recta final de su petulante gestión, Medardo Serna pretendió entregar la autonomía universitaria y los derechos de los trabajadores, a cambio de 500 millones de pesos, con el pleno conocimiento de que él ya no estaría al frente de la institución para dar cumplimiento a los voraces compromisos.

Hoy la fatídica herencia mantiene a las actuales autoridades entre la espada y la pared, que han buscado dar cumplimiento a los compromisos adquiridos en el corrupto rectorado de Serna González, obteniendo avances en los puntos de transparencia, rendición de cuentas, austeridad en el uso de los recursos y contención de plazas académicas y administrativas, que por cierto, constituyen una flagrante violación a los Contratos Colectivos de Trabajo.

El problema medular del convenio de Medardo, es el 5o-punto, donde la federación pide un consenso para el fortalecimiento del sistema de jubilaciones y pensiones de los trabajadores universitarios. Consensuar es fácil, aunque la respuesta es un no rotundo, porque violenta nuestros derechos, pero sobre todo, transgrede la autonomía de nuestra universidad y carece de la sensibilidad de un gobierno que al parecer no cuenta con la información precisa del verdadero origen del problema universitario.

El sistema jubilatorio no es la causa del quebranto financiero, y ello ha sido reconocido por las propias autoridades. Los sindicalistas hemos denunciado la descarada corrupción que prevaleció durante los anteriores rectorados, que incurrieron en el dispendio, el derroche excesivo y el abuso del presupuesto, consolidando esquemas de cínica rapacidad, creación de innumerables plazas de confianza, jefaturas, direcciones y otras patrañas, que hoy mantienen a la universidad en un estado financiero complicado.

Es inconcebible que la federación y las autoridades pretendan someter a los trabajadores universitarios en una dinámica injusta, donde los sindicalistas sean quienes paguen por las corruptelas del pasado. No podemos concebir una modificación sistemática destinada al fracaso y por consiguiente a la pérdida del más preciado de nuestros derechos. No es posible fortalecer el sistema de jubilaciones porque su fuerza es un ejemplo contundente para que la 4ª. Transformación lo tome de modelo.

Más allá de buscar una reforma lesiva, se debe investigar a fondo a los culpables del quebranto financiero y fincar las responsabilidades civiles y penales, en contra de los depredadores de la Universidad, pero no deben ser los trabajadores quienes carguen con una culpa que no les corresponde.

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

¡VIVA ETERNAMENTE EL SUEUM!

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