LA REVOCACIÓN DE MANDATO

LA REVOCACIÓN DE MANDATO

 Por: Efraín Barrera Medrano

El debut de la revocación de mandato en México el pasado 10 de abril, fue el primer paso hacia un nuevo estadio político que vislumbra un mayor empoderamiento social del poder público. Este ejercicio democrático novedoso para México es muy común en las democracias de vanguardia. Existen 23 países en los 5 continentes que ya lo vienen practicando; solo en América son 9; argentina, Canadá, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Perú, Colombia, USA (17 estados) y ahora México.

 Sin embargo, como suele pasar, todo cambio de trascendencia social enfrenta resistencias; en algunos casos de los ciudadanos por temor a lo desconocido y en otros, como ahora, de instituciones formales como el INE (irónicamente encargado de organizarla), empresariales y partidos políticos, justamente por conocer de sobra los alcances de este.

  En México existen burocracias doradas que ganan sueldos estratosféricos y grupos oligarcas que han vivido en la opulencia gracias a los esquemas de gobiernos mercantilistas del PRIAN, que saquearon a placer la riqueza nacional sexenio tras sexenio sin ningún riesgo. La revocación de mandato le pone candados a estos abusos porque pone bajo el escrutinio público cada tres años el desempeño del presidente en turno.

 Trastoca el ESTATUS QUO social;entregando a los mexicanos una nueva herramienta electoral, para que pueda retirar del poder aquellos presidentes corruptos del presente y el futuro que no estén a la altura histórica del país; lo que termina para siempre con el confort sexenal del presidencialismo que ha dañado nuestros derechos y libertades democráticas por lo menos durante los últimos 30 años.

El resultado de la participación de más de 15 millones de mexicanos en 50 mil casillas instaladas se dio de la siguiente manera: 91% para que continúe; 7% que se valla y 2% nulos, es decir 9 de cada 10 mexicanos lo respalda; este primer ejercicio democrático es un gran indicador electoral y una encuesta a ras de suelo anticipada con la mejor metodología rumbo al relevo presidencial.

Representa un hecho histórico sin parangón que entusiasmo que genero entusiasmo popular, puso feliz al presidente de la república, pero dejo perturbados a sus detractores, aun cuando su retórica es en sentido contrario; sin ser vinculante, fue una oxigenación para MORENA y el mejor momento para que AMLO mostrara su tonificado musculo político a la mitad de su mandato.

Bajo el argumento de falta de recursos, quedo comprobado que el  (INE) actuó desde la perspectiva de boicot permanente,  autorizando únicamente la tercera parte de las casillas que se instalaron en la elección del 2018, no obstante, lo que sucedió se traduce en  un éxito político  contundente con tintes electorales del gobierno  de AMLO;  porque obtuvo el 50%  de los votos que le dieron el triunfo hace tres años con tan solo    el 30%  de casillas;    por simple razonamiento se deduce que si hubiesen  instalado las 150 mil casillas de procesos pasados, simplemente hay que multiplicar  por 3  y el resultado es que  AMLO alcanzaría la increíble cantidad de 45 millones de votos, esto pone a MORENA, si decide bien,  en la antesala de un triunfo aplastante en la elección del 2024, a un presidente que pasara a la historia como demócrata y humanista y a una oposición totalmente masacrada.  Eso es lo que los trae desdibujados.

El INE tampoco dio a conocer correctamente la ubicación de las casillas ni las secciones que correspondían votar en las mismas, no   difundió en forma y con suficiencia la información del evento, además de designar funcionarios sin la adecuada capacitación con el evidente propósito de fomentar el desinterés ciudadano y el abstencionismo.

Pero no solamente eso, toma como referencia los más de 92 millones de empadronados, para distribuir el mismo número de boletas en únicamente la tercera parte de casillas instaladas, con la calculada intención de que no se lograra el 40% de participación ciudadana para que esta no fuera vinculante tal y como lo marca la constitución. Esta ha sido la principal herramienta política de los detractores de la 4T para descalificar la revocación, mediante una retórica bien calculada que se ha ido diluyendo por la carga de frustración que ha significado procesar y reprocesar los resultados, que contrario a lo que esperaban, no ayudaron para destruir al presidente.  

Hay un dato reciente que merece la pena destacar, que puede muy bien ilustrar lo que sucedió el 10 de abril y que tira por los suelos los argumentos de la oposición mexicana y de algunos medios de comunicación mercenarios; en el 2018 Ricardo Anaya obtuvo 12 millones 610 mil votos; Meade 9 millones 289 mil y  Bronco 2 millones 961 mil ;  con el poder a su favor, con toda una campaña de desprestigio  estructurada en contra de AMLO,  apoyados por el INE y con millones de pesos comprando votos y por si fuera poco,  con 150 mil casillas instaladas en los lugares más remotos de nuestro país.  A pesar de ello, ninguno logro los 15 millones que obtuvo AMLO en la revocación con 100 mil casillas menos y el árbitro en contra.

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